Amanece en Alsina, sobre el Río Baradero.
La mística que la niebla aporta al paisaje hace que la demora en partir en esta última singladura del primer intento, no alimente nuestras ansiedades por llegar.
Eran las 0530 cuando asomé el “hocico“ por una de las ventanas del barco aquella fría mañana, un telón disimulado en la noche me impedía ver todo. Igualmente me levanté, quería verificar que lo que no veía, era cierto.
Lo único razonable fue preparar el mate, y acomodarnos en el cockpit y darle a los verdes hasta que esto mejore.
Recién a las 0930 me animé a poner en marcha el motor, salimos a cubierta y comenzamos con el orden pre-partida, diez minutos de secado del barco , y orden fueron suficientes como para levantar la Bruce del Guaraní a popa, mientras Fernando filaba la proa amarrada al siempre sauce agonizante, intentando sus últimos actos de bien , para los navegantes.
La popa ganó la profundidad del cauce y el Iporâ en simple maniobra se internó en la niebla con media máquina, 1500 RPM, eran suficientes para filar los prudentes 10 Km/h que seleccionamos para bajar con una interesante corriente ese río Baradero, apropiado por una cerrada capa de niebla. Eran las 0940.
Cada metro de esta cuidadosa navegación nos metía en el día, el disco del sol se veía a nuestro babor intentando disolver esta dificultad, finalmente y cuando vimos en proa la desembocadura del Baradero en el Paraná de las Palmas el sol se estaba dando el gusto, a lo lejos la visibilidad se abría a nuestro rumbo como para no tener ninguna dificultad en el resto del día. El reloj decía: 1050. Con las 3h 15m del día de ayer y la hora diez de este día vemos que bajar el río Baradero, nos llevó 4h 25m.
Cálculos rústicos me hacen afirmar que en este atajo ahorramos mas o menos 90 Km con respecto al viaje que deberíamos haber hecho por el río Paraná.
Al entrar al Paraná, sentí por primera vez que este intento se acababa.
Dejamos pasar Atucha, algo impresiona ver tanto, y todo suena a agresivo, espero equivocarme, pero por lo que uno lee de otras latitudes percibe, o está condicionado a pensar con mucho cuidado sobre es imágenes que no resultan muy simpáticas.
Club Náutico Zárate.
Quedaron en la popa Zárate y su puente, Campana, y una serie de nuevos puertos, que digo nuevos, relucientes puertos cerealeros.
Querer contar algo de la navegación en esa zona es como contar las dificultades de ubicarse en la Av. de Mayo en Buenos Aires.
Se terminaba la luz solar que por primera vez nos acompañó durante toda la jornada y entrabamos en el Km 63,8, al Canal Arias,
Km 63.8
allí “delteamos” nuestro viaje, en una hora mas o menos llegamos al río Luján, el sol nos dejó, debía iluminar otras intenciones, la noche embelleció nuestro conocido rumbo y en otra hora, también aproximada, el Iporâ entraba a Puerto de San Isidro, eran la 1910 cuando el barco tomó su amarra en el Club de Veleros de San Isidro.
Este intento terminó.
En ese mismo momento comenzamos a soñar el tercer intento de navegar a “La Tierra sin Mal”.
Continuará…