Desde Km 648, veril verde,
hasta el Km 697, veril rojo. (aproximadamente).
Lentamente los kilómetros van quedando a popa, no deja de ser un gran estímo saber que volviendo, pasarán mas rápidos.
No había dudas, amanecería, eso esperaba desde las 0500, anoche sin dudas fue la mejor apolillada del viaje, me dormí a eso de las 2100 y me desperté a las 0500 con solo una “escala técnica”.
El cauce principal se comporta como una gigantesca víbora, en un momento navegamos recostados en las barrancas entrerrianas, para luego pasar a las islas santafesinas, siguiendo con el criterio adoptado ayer, no intentamos ahorrar nada, seguimos juntando boyitas de colores.
La noche fue atractiva, dos remolques navegando de noche despertaron nuestro letargo, principalmente el primero que bajaba con buena máquina, dejando olas de mar en su estela, cuando este “tren” de olas llegó a los 10” que tenía nuestro amarradero, tomó dormido al Iporâ, por la banda, nuestro barco enojadísimo se bamboleó a una y otra banda, tanto sea como para despertarnos y recomendarnos que en la próxima no lo dejemos tan expuesto, en realidad no pasó nada pero el barco de iporâ, (todo bien…todo bueno), no tenía nada.
Tal fue nuestra reacción que cuando vimos venir el otro empuje, nos levantamos y al ver nuestra atención ante igual evento el barco ni pestañó, tanto sea como para hacernos notar que nos habíamos levantado en vano.
No se si pasó otro empuje, el Julio Cesare, o nada, yo no sentí mas nada, cuando apagamos la radio Unión de Santa Fe había ascendido a primera división.
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No podíamos esperar claridad total, además una lucecita roja , ansiosa, esperaba muestra partida, no podíamos defraudarla y la saludamos por estribor a poco de zarpar.
Era de día cuando dejamos a través el pueblo de Curtiembre, y a poco de dejarlo atrás las serpenteantes aguas nos mandaron para Santa Fe, no por mucho pues cuando veíamos el pueblo de Brugo, volvimos a Entre Ríos como de visita, para abandonarlo y volver a Hernandarias.
Fue cuando estábamos llegando a este pueblo, que me comunico con mi amigo José Antonio Amarilla vía celular, comentarios rápidos y concretos, advierto novedades en el río y le cuento que tengo un empuje por proa, las maniobras de huída cortaron la comunicación, pero algo pasó que en el letargo del viaje me divirtió. Cuando cruzamos el empuje de 15 chatas vimos que el barco se llama “Don Antonio” es claro que a José en Paraguay, lo conocen por Don Antonio…je
Como buen dato para la vuelta les puedo contar a los que tienen los Croquis que cuando navegábamos por la zona de la carta 26 (Km 673-693.5), dejábamos las barrancas para cruzar a las islas por el paso que llaman Travesía Piragua, apuntamos a una boya roja en el medio del cruce, por supuesto es de buen amigo , subiendo dejarla por estribor, pero parece ser que la Boya Roja Km 674 (como consta en actas), estaba de muy mal talante y se había corrido sobre el banco (medio difícil) o el banco de arena que teóricamente marca, se había adelantado quizá por encontrarla distraída.
La que no estaba distraía era nuestra ecosonda que en dos segundos bajo de 15” a 2”, un preciso golpe al timón a babor, con mucho estilo, como es mi costumbre (me cag… todo) hizo derrapar al Iporâ, y llevándolo a sus lugares naturales.
Por lo demás todo tranquilo y aquí estamos pasados de Hernandarias unos kilómetros y escribiendo, Fernando pesca, bueno intentando.
Mañana será otro día hoy navegamos mas de 10 hs a 5Km/h
No es poco teniendo en cuenta como baja el Paraná, después de todo, es su casa.
¿Continuará?
Lentamente los kilómetros van quedando a popa, no deja de ser un gran estímo saber que volviendo, pasarán mas rápidos.
No había dudas, amanecería, eso esperaba desde las 0500, anoche sin dudas fue la mejor apolillada del viaje, me dormí a eso de las 2100 y me desperté a las 0500 con solo una “escala técnica”.
El cauce principal se comporta como una gigantesca víbora, en un momento navegamos recostados en las barrancas entrerrianas, para luego pasar a las islas santafesinas, siguiendo con el criterio adoptado ayer, no intentamos ahorrar nada, seguimos juntando boyitas de colores.
La noche fue atractiva, dos remolques navegando de noche despertaron nuestro letargo, principalmente el primero que bajaba con buena máquina, dejando olas de mar en su estela, cuando este “tren” de olas llegó a los 10” que tenía nuestro amarradero, tomó dormido al Iporâ, por la banda, nuestro barco enojadísimo se bamboleó a una y otra banda, tanto sea como para despertarnos y recomendarnos que en la próxima no lo dejemos tan expuesto, en realidad no pasó nada pero el barco de iporâ, (todo bien…todo bueno), no tenía nada.
Tal fue nuestra reacción que cuando vimos venir el otro empuje, nos levantamos y al ver nuestra atención ante igual evento el barco ni pestañó, tanto sea como para hacernos notar que nos habíamos levantado en vano.
No se si pasó otro empuje, el Julio Cesare, o nada, yo no sentí mas nada, cuando apagamos la radio Unión de Santa Fe había ascendido a primera división.
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No podíamos esperar claridad total, además una lucecita roja , ansiosa, esperaba muestra partida, no podíamos defraudarla y la saludamos por estribor a poco de zarpar.
Era de día cuando dejamos a través el pueblo de Curtiembre, y a poco de dejarlo atrás las serpenteantes aguas nos mandaron para Santa Fe, no por mucho pues cuando veíamos el pueblo de Brugo, volvimos a Entre Ríos como de visita, para abandonarlo y volver a Hernandarias.
Fue cuando estábamos llegando a este pueblo, que me comunico con mi amigo José Antonio Amarilla vía celular, comentarios rápidos y concretos, advierto novedades en el río y le cuento que tengo un empuje por proa, las maniobras de huída cortaron la comunicación, pero algo pasó que en el letargo del viaje me divirtió. Cuando cruzamos el empuje de 15 chatas vimos que el barco se llama “Don Antonio” es claro que a José en Paraguay, lo conocen por Don Antonio…je
Como buen dato para la vuelta les puedo contar a los que tienen los Croquis que cuando navegábamos por la zona de la carta 26 (Km 673-693.5), dejábamos las barrancas para cruzar a las islas por el paso que llaman Travesía Piragua, apuntamos a una boya roja en el medio del cruce, por supuesto es de buen amigo , subiendo dejarla por estribor, pero parece ser que la Boya Roja Km 674 (como consta en actas), estaba de muy mal talante y se había corrido sobre el banco (medio difícil) o el banco de arena que teóricamente marca, se había adelantado quizá por encontrarla distraída.
La que no estaba distraía era nuestra ecosonda que en dos segundos bajo de 15” a 2”, un preciso golpe al timón a babor, con mucho estilo, como es mi costumbre (me cag… todo) hizo derrapar al Iporâ, y llevándolo a sus lugares naturales.
Por lo demás todo tranquilo y aquí estamos pasados de Hernandarias unos kilómetros y escribiendo, Fernando pesca, bueno intentando.
Mañana será otro día hoy navegamos mas de 10 hs a 5Km/h
No es poco teniendo en cuenta como baja el Paraná, después de todo, es su casa.
¿Continuará?